Tuve la suerte de topar con un gran fotógrafo que en ningún momento nos pidió que hiciéramos fotos para participar en su taller.
Leíamos sobre fotografía en textos no especializados en el tema, bueno algunos sí, pero esos eran los densos, los que había que releer para luego poder exponer sobre ellos y así podernos equivocar en público ( es un ejercicio muy bueno) Si no lo eres te hace humilde y reflexivo ...
Os dejo un fragmento de uno de ellos. Digamos que es el que aparentemente habla sobre fotografía, pero ese relato no va de fotografía, o sí.
Del relato completo os dejo un enlace al final de esta entrada que os llevará a él por si os apetece leer a Cortázar 😏 que no era fotógrafo, o sí.
“ Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera de las trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche. Michel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa (ahora pasa una gran nube casi negra), pero no desconfiaba, sabedor de que le bastaba salir sin la Contax para recuperar el tono distraído, la visión sin encuadre, la luz sin diafragma ni 1/250. Ahora mismo (qué palabra, ahora, qué estúpida mentira) podía quedarme sentado en el pretil sobre el río, mirando pasar las pinazas negras y rojas, sin que se me ocurriera pensar fotográficamente las escenas, nada más que dejándome ir en el dejarse ir de las cosas, corriendo inmóvil con el tiempo. Y ya no soplaba viento”.
Hacer clic sobre el enlace para el relato completo.
LAS BABAS DEL DIABLO
Julio Cortázar (1914-1984)
Leíamos sobre fotografía en textos no especializados en el tema, bueno algunos sí, pero esos eran los densos, los que había que releer para luego poder exponer sobre ellos y así podernos equivocar en público ( es un ejercicio muy bueno) Si no lo eres te hace humilde y reflexivo ...
Os dejo un fragmento de uno de ellos. Digamos que es el que aparentemente habla sobre fotografía, pero ese relato no va de fotografía, o sí.
Del relato completo os dejo un enlace al final de esta entrada que os llevará a él por si os apetece leer a Cortázar 😏 que no era fotógrafo, o sí.
“ Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera de las trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche. Michel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa (ahora pasa una gran nube casi negra), pero no desconfiaba, sabedor de que le bastaba salir sin la Contax para recuperar el tono distraído, la visión sin encuadre, la luz sin diafragma ni 1/250. Ahora mismo (qué palabra, ahora, qué estúpida mentira) podía quedarme sentado en el pretil sobre el río, mirando pasar las pinazas negras y rojas, sin que se me ocurriera pensar fotográficamente las escenas, nada más que dejándome ir en el dejarse ir de las cosas, corriendo inmóvil con el tiempo. Y ya no soplaba viento”.
Hacer clic sobre el enlace para el relato completo.
LAS BABAS DEL DIABLO
Julio Cortázar (1914-1984)
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